El mantenimiento y la confiabilidad son áreas donde muchas compañías se juegan la capacidad competitiva. La búsqueda de niveles cada vez más altos de desempeño ha abierto la puerta a la tecnología en estas áreas: las decisiones que ayer se tomaban mediante una práctica profesional, hoy se toman mediante el uso de sofisticadas herramientas y complejos sistemas de tecnología de la información. De esta forma, la selección adecuada de tecnologías en mantenimiento y confiabilidad, su puesta a punto y la adaptación de las organizaciones a su uso y aprovechamiento, constituyen aspectos claves a resolver para sostener la competitividad de la empresa en el largo plazo. La empresa necesita entender las tendencias tecnológicas en mantenimiento y confiabilidad con dos propósitos: actualizar su plataforma tecnológica e influir en los nuevos desarrollos.
El mantenimiento de ordenadores
Consiste básicamente en el cuidado preventivo y correctivo de los equipos informáticos de una empresa. Actualizaciones de hardware y software, revisión de espacio en disco, defragmentación, etc.
El mantenimiento de servidores
Es un poco más complejo y requiere de personal con elevada cualificación técnica y de confianza. Dado que en los servidores suele encontrarse la información más crítica de la empresa. Tareas comunes de este mantenimiento son la actualización de software y hardware, las copias de seguridad, el visionado de logs, análisis de rendimiento, etc.
El mantenimiento de aplicaciones software
En este aspecto lo más interesante y lo que mejores resultados está dando es el desarrollo de software como servicio. Se trata de contar con técnicos especializados para mantener y actualizar las aplicaciones software que la compañía haya desarrollado o que tenga en desarrollo.
La razón fundamental para contratar servicios externalizados de mantenimiento informático es porque nos ponemos en manos de especialistas en la materia. Los cuales van a estar informados de las últimas tecnologías y otros aspectos relevantes de la disciplina. A parte de las ventajas financieras que supone la externalización.